MIGUEL POVEDA

La de Miguel Poveda ha sido una carrera de fondo y obstáculos, que le han ayudado a crecer en todos los sentidos. Su verdad, la del alma desnuda y la de la sensibilidad en su estado más puro, le han permitido convertirse en lo que es hoy. Un referente incontestable del flamenco en este país, con la diversidad como timón.

El tiempo pasa volando, como reza su último trabajo. Por eso este catalán de nacimiento y andaluz de corazón nos propone detener los relojes y ser capaces de disfrutar de lo sencillo y convivir. Se siente libre, propone amor y hoy, despojado de lacras innecesarias, celebra la música y la vida.

Cuándo estás cantando y cierras los ojos… ¿Qué ves? El centro del alma donde tengo guardadas todas las vivencias malas y buenas, donde habita el dolor, la alegría… En definitiva, conectas con tu esencia como ser humano y la abres en canal para compartirla con el espectador.

¿Cómo te veías cuando pensabas en el futuro en la intimidad de tu niñez escuchando a los grandes del flamenco? Soñaba con ser uno de ellos y tener la oportunidad de recorrer el mundo con mi voz. 

¿Te alegras de no haberlo tenido fácil en los comienzos? En gran parte sí, porque la dificultad te ayuda a superarte día a día y te curte de manera distinta a cuando lo tienes fácil. Mi camino por las peñas,  tablaos, festivales ha sido crucial y necesario para  mi formación.

La experimentación y las dosis de otras influencias musicales forman parte de tu sello como músico. ¿Resultado de tu cultura musical? La diversidad es fundamental en mi vida, he crecido con los discos de The Beatles, Dire Straits, Alan Parson, Pink Floyd conviviendo con los de Bambino, El Pescaílla, Moncho o Rocio Jurado.

Tus 30 años de experiencia en la música te han permitido ver, oír y experimentar infinidad de momentos llenos de aprendizaje. ¿Qué es aquello que sitúas en mayor valor? El crecimiento personal, más allá del artístico. Para mí ha sido fundamental aprovechar las vivencias que me ha dado el viajar y conocer otras culturas para suplir el tiempo que desaproveché en el colegio.

¿Cuál elegirías como el momento más emocionante de tu carrera? Cualquiera en el que después recibiera el abrazo de mi padre con lágrimas en los ojos.

El pasado año empezaste “enlorquiado” y terminaste haciendo un repaso a tu trayectoria con El tiempo pasa volando. ¿Qué sensación queda? De disfrute y aprendizaje a todos los niveles, la gira de EnLorquecido ha sido la más emocionante de mi carrera, y ahora es una sensación de celebrar la vida y la música.

¿Cuánto hay de Lorca en Miguel Poveda? Me gustaría que fuese mucho más pero, sin duda, estos 3 o 4 últimos años en los que he estado inmerso en su vida y obra algo ha cambiado en mí. Intento devolverle tanta emoción como el me da y muchas veces siento la sensación de no querer defraudarle.

¿Cómo se presenta 2019? Con cambios y con un sentido de la libertad más acentuado que nunca. Este año estamos saliendo más a otros lugares como Buenos Aires, Ciudad de México, Londres y ya tenemos propuestas para hacer gira en EEUU.

Esa diversidad que forma parte de tu personalidad de músico, de tu vida, de tu carrera… ¿Qué privilegios te ha dado? El de estar desprovisto de cualquier prejuicio y sentirme más ligero de mochilas que non innecesarias.

¿Qué necesitan las nuevas generaciones?  Amor y vocación por la música y el arte, detener el tiempo para disfrutar de las cosas sencillas y relacionarse más mirándose a los ojos y charlando. 

¿Qué conquista el alma de Miguel Poveda? La gente noble, sensible y con ganas de cambiar el mundo. La gente con talento y sobre todo sin dobleces de ningún tipo.

Si la música es universal, la hace el hombre y traspasa fronteras. ¿Por qué está la humanidad tan “descompuesta”? ¿Cuál es tu necesidad, tu compromiso más arraigado para con la música y la humanidad? Pues la de conmover a los gobernantes del mundo con un mensaje de amor y convivencia porque sin esos factores no están preparados para regir el mundo.

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