Javier Fernández

Aún cuando ni siquiera había reparado en qué quería ser de mayor, Javier Fernández ya destacaba entre los niños y niñas de su edad sobre dos cuchillas deslizándose en el hielo. Al frío de la base de sus ejercicios, el patinador madrileño ha aportado calidez, humildad, entusiasmo y respeto a lo largo de una carrera siempre ascendente.

Tras pasar nueve años fuera vuelve a España con la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeonChang, dos campeonatos del mundo y seis campeonatos de Europa, por destacar lo más sobresaliente de una trayectoria meteórica. 

Javier Fernández ha logrado acercar al público su disciplina deportiva, demostrando una profesionalidad intachable y un don especial para llevar los programas a su terreno. Pocos saben conectar tan rápido con el público y llevarse a un pabellón entero de calle demostrando el mayor nivel de técnica, con altas dosis de humor y espontaneidad. 

Probablemente esa mezcla de talento, entusiasmo y constancia han sido los mejores ingredientes para llevar al español a lo más alto del patinaje nacional e internacional. 

Su incursión en el mundo del patinaje sobre hielo no fue casual. “De pequeño acompañaba a mi madre y a mi hermana para que ella entrenase y un día decidí probar”, nos contaba Javier en la entrevista concedida a esta redacción. Sus primeros años de entreno los pasó en Madrid en centros como el Club Igloo, donde los ejercicios que había que aprender poco a poco él los captaba e inmortalizaba de una sola vez. Para entonces aquel niño, como él reconoce, nunca imaginó que llegaría tan lejos. 

Rápido fue evidente que Javier destacaba entre los demás y aunque él no cree demasiado en eso de estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado, cuando un día se le planteó la oportunidad de trasladarse a EEUU, no lo dudó. “El principio no fue nada fácil por el idioma, por estar lejos de mi familia, de mis amigos… Pero al final me adapté y después de ahí me marché a Toronto (Canadá)”, recuerda el patinador. El resto han sido años de esfuerzo y trabajo diario, que para él es la clave de éxito. Quizás en alguna ocasión, reconoce Fernández, sí que se planteó si tanto esfuerzo tendría finalmente una recompensa y…en vista de los resultados “afortunadamente sí llegó”. 

Hoy con 27 años el medallista olímpico es un hombre de mundo con un intenso bagaje profesional a sus espaldas. Pero como en la mayoría de las disciplinas deportivas, llega un momento en que hay que tomar decisiones e ir focalizando las altas capacidades hacia otras vertientes. 

Tras conseguir la medalla de bronce en los en Juegos Olímpicos de Invierno de PyeonChang, el madrileño decidió poner fin a su participación en competiciones mundiales. En estos momentos afronta una fase de transición importante en su carrera, “se acaba una etapa muy bonita pero comienza otra nueva experiencia ambiciosa con Revolution on Ice, mi Summer Camp y el resto de giras que hago por Japón, USA, Canadá, etc.”, nos decía. 

Tras nueve años fuera, toma la decisión de volver a España. Y cuando le preguntamos qué tal sienta el regreso nos dice sentirse muy a gusto y reconoce que “cuando se vive fuera se valora realmente lo que tienes en casa”, sobre todo el clima y la gastronomía. 

Para Javier Fernández los triunfos obtenidos son “una gran recompensa a todo el esfuerzo durante tantos años”. Admite que son sueños que se hacen realidad, “una sensación maravillosa”. Pero él mantiene los pies en la tierra o, en este caso, en el hielo. 

Sin constancia no hay talento que fragüe y eso lo sabe el que hoy es considerado el mejor patinador de la historia de España.

Start typing and press Enter to search