Casa Taberna, tradición castellana con una mirada contemporánea

Una casa, un restaurante y una taberna. Gastronomía local, recuperación del patrimonio y vida de pueblo. Entramos en la antigua taberna que Samantha Vallejo-Nágera ha transformado en un restaurante-hotel, un lugar cargado de historia – y no porque se trate de un edificio del XVII- sino porque era la taberna donde pasaba los veranos de su infancia.

Con el impulso de su marido, Pedro Aznar, Samantha decidió recuperar este lugar, lo rehabilitó respetando su esencia para convertirlo en Casa Taberna, un espacio funcional y acogedor. “Para mi ha sido siempre un sitio lleno de recuerdos porque es donde me tomé mi primer botellín. Es donde toda la vida hemos tomado el aperitivo”.

La piedra, la madera, el cuero y la lana – materiales que definen el carácter de Pedraza- son los protagonistas. El diseño interior, a cargo de su hermana Mafalda Muñoz, conserva la esencia castellana con un toque actual.  El verdadero lujo aquí no es ostentoso: cuatro habitaciones, un suite y tres junior suite,  en las que destaca la sencillez bien pensada: “una buena cama, una buena chimenea, una buena bañera y unas vistas increíbles. Ese es el lujo que ofrecemos”, señala la chef.

Imagina despertar en una cama amplia y envolvente, arropado por el silencio más puro. Estás en una suite con salón privado que se asoma a la Plaza Mayor. La experiencia continúa en sus tres junior suites, cada una con personalidad propia, pero unidas por un mismo espíritu: el confort absoluto. Chimeneas que invitan a largas conversaciones o momentos de lectura, colores neutros que nos hacen descansar la vista y un cuidado por el detalle que se percibe en cada textura, en cada objeto, en cada rincón.

La luz natural es la protagonista indiscutible de estas estancias. Todas las habitaciones comparten, además, un salón común con vistas a la plaza, ideal para desconectar o disfrutar de una charla tranquila con otros huéspedes.

Su desayuno, preparado con productos locales cuidadosamente seleccionados, es una invitación a disfrutar de lo auténtico en un entorno que invita a empezar el día con energía.

Pero lo que convierte a Casa Taberna en un lugar especial es la propia presencia de Samantha. Los fines de semana ejerce de tabernera, con ese estilo cercano y alegre que la caracteriza. No es raro verla atendiendo las mesas al aire libre en la Plaza Mayor, donde además de la carta del restaurante, que propone “una cocina sencilla, interesante y divertida” se puede disfrutar de un picoteo más informal al aire libre.  El ambiente recupera el espíritu de la antigua taberna del pueblo: cañas bien tiradas, vermuts y pequeñas delicias para compartir.

Recientemente reconocido con un Sol Repsol, el restaurante se ha consolidado como un lugar al que la gente va a pasarlo bien, a disfrutar de una buena comida, de un sitio agradable. “Un sitio tradicional que te recuerda a tu infancia, un sitio de verdad, como esos lugares auténticos y bonitos que tenemos en España”, apunta Samantha.

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