Un jardín que marca el tiempo

Los jardines, como las casas, cuentan historias; historias de una vida, de cómo crece una familia, de cómo cambian las necesidades, de cómo cambia el uso …

Esta historia la viví desde el principio, creo que empezamos hace 19 años. Recuerdo un desnivel enorme y la casa iba a ir ubicada en la zona más baja. Ya entonces puede ver claro la necesidad de crear terrazas, para no desaprovechar el terreno y marcar desde el principio zonas distintas del jardín. Y esa fue la clave, ir creando zonas distintas del jardín, jardines dentro de jardines, que marcarán diferencias según la zona y el uso, jardines con inspiraciones y guiños distintos, que se adaptarán a dicho espacio, con la intención, siempre la misma, de sacar el máximo partido a cada lugar. Eso nos ha guiado hasta el final, porque un jardín se crea y evoluciona con el tiempo.

Este es un pequeño homenaje a todos estos años que hemos compartido sus propietarios, los jardineros, constructores, decoradoras y yo. Un homenaje a la creación de este espacio que se ha disfrutado y se disfruta tanto.

Vimos niños crecer, jugar, cambiar de juegos, incluso casarse. Y nosotros también fuimos cambiando … el jardín y la casa han compartido y han sido testigos de tantos acontecimientos …

Así que esto demuestra que, un jardín no sólo debe ser bello, sino también útil. Éste lo ha sido y lo es. Valga con este reportaje nuestro amor a un jardín especial, por el que anduvimos tanto …

En la cota más alta de la parcela creamos un jardín de aire mediterráneo, mediante parterres de plantas aromáticas (Lavandula auriculata, Verbena bonarensis), Olea europea, Cupresus sempervirens y nuestras palmeras tradicionales Phoenix dactylifera.

La mayoría de estas especies son de tonos glaucos, propias de nuestro entorno paisajístico, ya que el gris se acerca al blanco y es una defensa de nuestras plantas a la insolación.

Marcamos los parterres mediante ladrillo tosco, colocados a sardinel y acentuamos estos ejes creados, mediante pletinas de hierro que ocultan la mágica iluminación.

Para el cubrimiento del suelo usamos un mortero coloreado, que recuerda a la “alpañata”, material propio de los Cármenes y de la Alhambra de Granada.

A lo largo del camino se suceden los “jardines secretos”, donde nos encontramos con elementos que hacen las veces de “eye-catching”: suelos, fuentes, esculturas, macetones, … como si de un cuadro se tratase. Esto nos ayuda a acompañar el caminar, como Henry David Thoreau nos contaba en sus relatos, “andar consciente y expectante”, con ganas de nutrir nuestra vista en e recorrido por este jardín.

Como reza en la placa de piedra caliza de la pared “Todo se pasa” de Santa Teresa de Ávila, el agua, en continuo movimiento, como la vida que pasa

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