BELÉN DOMECQ, EL ARTE DE CREAR ESPACIOS QUE PERDURAN

Belén Domecq, la interiorista jerezana afincada en Madrid dirige el Grupo Cosmic, desde hace 25 años. Tras más de 100 proyectos, el estudio es hoy un referente del diseño atemporal y contemporáneo. Huye de las tendencias y destaca que en cada uno de sus proyectos “priorizamos el edificio, el entorno, los materiales para iniciar el viaje del diseño interior “. Belén lidera el arte de crear espacios que perduran.

Junto a su socio, Marcos Arias, nos recibe en su estudio de Lope de Vega, en el Barrio de Las Letras de Madrid y disfrutamos de una conversación en la que transmiten esa complicidad profesional, comparten la visión estética, la pasión por cada uno de sus trabajos y el humor ante la vorágine laboral.

Belén habla siempre en plural, no personaliza, huye de los focos y selecciona cuidadosamente sus apariciones mediáticas “solo hablo con los medios del sector interiorismo”, nos dice. Con Ke Sotogrande Magazine hace una excepción. Inmersa en diferentes proyectos en Madrid, Londres o Nueva York, sorprende la serenidad, templanza y perspicacia que transmite.

Sostenibilidad es vencer el paso del tiempo

El estudio proyecta espacios discretos, armoniosos y neutros que no pasan de moda y como Belén defiende, “somos sostenibles porque nuestras obras son perdurables”. Y “a diferencia de otros interioristas, no nos basamos en ningún estilo. Ajustamos las necesidades del cliente con respecto al edificio que hay que diseñar. A nosotros nos manda, conceptualmente, el edificio en primer lugar y su ubicación”.

Ambos coinciden en definirse como un “estudio sensible a la época del edificio, al lugar donde se hace y a las necesidades del cliente”. Y serán esas tres variables las que marcarán el camino del diseño creativo, siguiendo siempre las referencias de perdurabilidad, calidez y materiales nobles.

La interiorista nos aclara la diferencia: El continente es el edificio, los materiales y todo lo que forma lo básico del proyecto. El contenido es el equipamiento de esa caja “la guinda del pastel”, en sus propias palabras, lo que le da alma.

Un estudio propositivo, no impositivo. Trabajan con grandes arquitectos para completar el proyecto, pero “nunca» para intervenir de manera protagonista porque “somos arquitectos de interiores” afirma Belén. Tienen la capacidad de elegir con qué clientes trabajar y esto les permite “disfrutar mucho del proceso e involucrarnos de manera muy personal en cada proyecto”, nos cuenta.

Equilibrio entre Vanguardia y Moderación

La impronta profesional de Belén Domecq también forma parte de su personalidad. Esta valiente, curiosa y discreta jerezana es hoy una de las arquitectas de interiores de mayor reconocimiento.

El sentido de la fluidez, la comodidad, la forma arquitectónica pura, su pasión por los materiales nobles y su visión estética, hace que no su estudio no pare. Actualmente se encuentran trabajando en numerosísimos proyectos por toda España, como el Edificio de los Hermanos Bécquer con Carlos Lamela, Las Residencias del Mandarín Oriental con Bueso-Inchausti. Pero también tienen proyectos internacionales en República Dominicana, en Londres o Nueva York. “Hace años que diversificamos las ubicaciones geográficas de nuestros proyectos y trabajamos con clientes de muchos rincones del mundo”.

Belén Domecq creció en un palacio andaluz, rodeada de arte, elegancia y tradición, en un entorno cómodo que le permitió viajar y alimentar su intelectualidad y creatividad. Cuando tocaba asentarse en Jerez con su familia, ya era tarde. Su pasión por la estética y el diseño ya estaba inoculada en la futura interiorista y tuvo que compatibilizar estudios y trabajo. Fue la mano derecha del interiorista Pascua Ortega, que vio su gran potencial, hasta que se independizó y creó su propio estudio. 

Su relación con Sotogrande es desde los inicios del proyecto de McMicking; los Domecq fueron de las primeras familias que formaron parte del núcleo y del concepto de urbanización exclusiva unida al deporte y a los valores familiares. 

Recuerda que fue su familia quien trajo el polo a España y la tradición de los caballos de Jerez fue clave para unirlos a Sotogrande, “de hecho, la copa de polo más importante de los primeros 20 años de Sotogrande ha sido la Copa Domecq, que entregaba mi padre y mi tío”. Por eso, una de sus grandes ilusiones era tener una casa aquí, “y lo hemos conseguido con mucho cariño y esfuerzo”. Junto a su familia disfruta de la discreción de Sotogrande que mantiene esa cultura por las actividades deportivas y la naturaleza.

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