Marbella. Descubriendo la magia de su casco antiguo

Descubriendo la magia de su casco antiguo

Marbella, toda una verdadera joya a orillas del Mediterráneo con sabor andaluz, se revela no solo como un destino turístico de sol y playa, sino también como un testigo silencioso de la historia en su centro histórico que respira su pasado y cultura en cada rincón. Sus orígenes se remontan al 1.600 a.C. aunque la ciudad fue fundada por los romanos con el nombre de Salduba, cuando era una de las ciudades por la que transcurría la Vía Augusta.

Las empedradas callejuelas y las plazas sombreadas de su casco antiguo, rico en patrimonio, albergan una gran variedad de tiendas, pequeñas boutiques, bares, restaurantes y hoteles inmersos en un entorno centenario.

En la Plaza de los Naranjos, rodeada de casas encaladas, se encuentran tres edificios emblemáticos: la Casa del Corregidor, la Ermita de Santiago y el Ayuntamiento. La vida bulle en torno a la fuente central. Pero esta plaza es también el punto de partida para explorar la riqueza gastronómica local. Entre macetas y naranjos, en restaurantes acogedores y bodegas ocultas, se sirven auténticas tapas y platos, muestra del sabor propio de Andalucía.

Al pasear por sus callecitas estrechas y repletas de geranios de vivos colores, el aroma de la cocina española guía a los curiosos hacia el Mercado Municipal en la Plaza Santo Cristo. Este mercado es más que una plaza de abastos, es una experiencia culinaria donde los visitantes pueden saborear la autenticidad de la gastronomía local; desde aceitunas hasta pescado fresco del día. Los puestos del mercado ofrecen un festín visual que refleja la frescura y diversidad de productos. La explosión de colores y sabores es un deleite para los sentidos.

En este laberinto de callejones históricos, la Muralla Árabe no solo cuenta la historia de las influencias culturales, sino que también sirve como telón de fondo para restaurantes y bares que han transformado antiguas casas en joyas gastronómicas, respetando siempre la autenticidad de la arquitectura. Estos establecimientos ofrecen experiencias culinarias que fusionan la tradición con la innovación.

El Patio de Mariscal, con más de 200 años de antigüedad, es el restaurante perfecto para disfrutar de la comida tradicional mediterránea. Para los que buscan un tapeo de cocina más creativa y diferente, la respuesta es Garnacha. Casanis ofrece cocina belga/francesa. Su patio interior y bodega son impresionantes. Skina, este mini-restaurante con dos estrellas Michelin, ofrece tres menús de degustación y ofrece 950 opciones de maridaje. Y Casa Curro es todo un clásico en Marbella, ofrece una gran selección de tapas tradicionales. Está decorado a lo más auténtico estilo español ofreciendo muy buena selección de quesos, vinos y tapas.

Uno de esos callejones llega hasta la Iglesia de la Encarnación, una obra maestra arquitectónica que data del siglo XVI. Sus paredes de piedra silenciosas guardan historias de épocas pasadas, ofreciendo a los visitantes una ventana al patrimonio religioso de Marbella. Los alrededores albergan pequeñas pastelerías y cafeterías que sirven dulces locales y café. Otro punto emblemático de la ciudad es la Calle Ancha, donde se encuentra la adorada por los marbellíes Iglesia del Santo Cristo de la Vera Cruz, un templo del siglo XVI, y también cerca la Capilla de San Juan de Dios. También destaca la Iglesia de la Virgen de los Dolores considerada como una de las más bonitas para visitar en el casco antiguo de Marbella.

No lejos de allí y escasos pasos del paseo marítimo, se encuentra el Parque de la Alameda, todo un símbolo de la ciudad. Es un remanso verde en el corazón del casco antiguo ideal para pasear acompañado del canto de los pájaros. Sus bancos de azulejo andaluz invitan a tanto a locales como a visitantes a sentarse y a darse un respiro tranquilo lejos del bullicio. En definitiva, el centro histórico de Marbella es un tesoro cultural con una sugerente oferta gastronómica que revela la esencia de esta ciudad costera. Más allá de sus afamados veranos elegidos por la jet set de medio mundo, de sus playas y de su maravilloso microclima, su parte antigua ofrece una inmersión en la historia, en la arquitectura. Un banquete único para los sentidos.

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