José Moro, símbolo de tradición, vanguardia y pasión por el vino

José Moro se crio entre viñedos y procede de una saga de viticultores enraizados en la Ribera del Duero. Resulta curioso que hoy, con esa tradición y pasión que le inocularon, se haya convertido en un referente de vanguardia, logrando ser el único bodeguero de la lista Forbes de los 100 empresarios más creativos.

Ha demostrado, con el éxito de su bodega Cepa 21, que tradición e innovación pueden ir de la mano. Esa pasión por el vino, heredada de su padre, la transmite a lo largo de toda la conversación. Insiste en las palabras de su progenitor: “si lo sabes escuchar, el vino te habla”, que han sido también clave para aprender a escuchar al consumidor.

Una trayectoria de éxito, un bodeguero de referencia internacional y un emprendedor inquieto y apasionado, respetando siempre la tierra, los valores y la tradición. 

Acabas de recibir el premio al mejor CEO del año por tu apuesta por la innovación, responsabilidad social y marketing. ¿Cómo valoras este premio, que es muy innovador en tu sector?

Para mí es un reconocimiento muy importante que consolida mi apuesta clara por el marketing y por la comunicación desde un punto de vista innovador, de hacer cosas diferenciadoras y disruptivas. En España hay unos vinos espectaculares, por lo tanto, no solo vale un buen vino hay que diferenciarse, y es ahí donde creo que el marketing y la comunicación es fundamental, más aún en el mundo en el que vivimos de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Acercarte a la sociedad desde el arte, la cultura, la gastronomía, los toros… y tratar de hacer cosas diferenciadoras que den un valor añadido a tu marca es absolutamente importante. Y cuando esto viene reconocido con un premio como este lo que hace es corroborar mi apuesta.

Una apuesta visionaria. Creaste Cepa 21 estando aún en la bodega familiar, Emilio Moro, logrando una fórmula exitosa con innovación, vanguardia y homenajeando al tempranillo.

Así es, estuve al frente de Bodegas Emilio Moro 33 años y en el año 98 empecé a soñar un nuevo vino, en el contexto de la ribera del Duero, que tuviera otra frescura y otra diferenciación. Tuve claro que tenía que buscar tierras de más altura que me dieran esa frescura y esa identidad que yo quería plasmar en mis vinos. Empecé comprando la finca y plantando 50 hectáreas con esa orientación norte, que hace que el ciclo vegetativo sea más largo, y repartidas en la orografía del Duero, un valle perfectamente definido, que empieza a 750m y acaba en cerca de 1000-1050m. Cada una de esas altitudes, con un suelo distinto y una viticultura diferente, hace que estos vinos sean diferenciadores, con carácter, estructura, potencia y, a la vez, con esa frescura, finura y elegancia que le proporciona un roble francés, que le da la máxima calidad a esos vinos.

¿Cómo combinas la tradición del vino, de tu infancia, con ese carácter tan innovador?

Sin duda no sé de donde me sale ese carácter. Como digo en mi libro, donde cuento el legado que recibo de mi padre y el amor por el vino, “si lo sabes escuchar el vino te habla”. Al principio comencé con una bodega dotada con los mínimos requerimientos técnicos para poder ser dada de alta en el consejo regulador de Ribera del Duero y poder elaborar los primeros vinos. En ese momento, yo no tenía claro que tenía otra manera de entender el vino y quería ser un bodeguero en contacto con la sociedad, en todos sus ámbitos. Eso me dio más oportunidades de exposición ante la prensa. Y desde esa perspectiva fui conjugando unos años de mucho esfuerzo, trabajo y sacrificio. Podía estar en el campo con un tractor y codeándose, cuando tenía oportunidad, con personalidades del mundo del deporte, de la actividad social y cultural.Estar con gente y tener una agenda importante me ha ayudado, sin duda, a tener mucha visibilidad.

Y por supuesto, contar con un equipo de comunicación excepcional, que han sabido leerme, y han sabido hacerlo. El departamento comercial es muy importante, pero el que arropa toda la labor comercial es el departamento de comunicación, generando esas noticias que llegan al lector y al consumidor. Y es que la comunicación es clave y más en los tiempos en los que vivimos.

Cepa 21 ha irrumpido en el mercado con mucho éxito gracias a esa apuesta por la innovación entrelazada con la excelencia y experiencia de la tradición de un bodeguero de raíces como tú. ¿Cómo has introducido la innovación en un sector tan arraigado al pasado?

Siempre tuve esa inquietud de aplicar innovación en toda la parte técnica de la bodega.  Hemos ido aprendiendo y estudiando, con procesos que se protocolarizan con un conocimiento, pero, sobre todo, con una pasión y una forma de entender el vino. Mi sueño me ha impulsado a trabajar desde la perspectiva de que tienes que llevar al consumidor un vino del que tú te hayas enamorado. Y eso me ha hecho querer ir más allá y aplicar una innovación de última generación a través de unas medidas y unos parámetros que me ayudaran en la toma de decisiones, en los que aplicamos también inteligencia artificial para que nos ayude a determinar partes del proceso.

Para nuestra bodega la innovación ha supuesto un mayor conocimiento del mundo vitivinícola y nos ha permitido lograr vinos que se acoplan más al gusto del consumidor actual. Hemos pasado de vinos con mucha garra y mucho cuerpo a vinos finos, sutiles y elegantes y lo hemos logrado gracias a nuestra innovación.

Has creado historias con el vino que te ha permitido acercar el vino a la sociedad,

En las etiquetas de nuestras botellas plasmamos de alguna manera la historia de lo que son esos vinos, entremezcladas con la sabiduría, saber escuchar al mundo. Todo esto hace que sitúes a tu bodega donde quieres, por eso para mí es clave combinar tradición e innovación.

Es muy bonito saber compaginar una imagen en una etiqueta, como la de Horcajo, donde mostramos un macho arando, o la de Malabrigo, que evoca el recuerdo de cuando iba a podar con mi padre con 13 años y nos sentábamos a la hora del almuerzo con un trozo de pan con jamón y bebíamos de la botella a morro.

Me gusta destacar que el vino es arte, cultura, transmisor de valores y el mejor catalizador de las relaciones humanas. Es el perfecto compañero.

Tenéis presencia en más de 30 países. ¿Cómo es esa experiencia internacional?

En el año 95 cogí una botella debajo del brazo y me fui a recorrer Estados Unidos y el mundo.  Una de las cosas que más me costó fue aprender inglés ya con 40 años y ese sacrificio y esfuerzo me dio una visión global para ser una marca internacional.

En estos 25 años hemos ido creciendo y esas raíces han dado un buen resultado. Construir una gran marca requiere mucho esfuerzo, desde el punto de vista económico y personal, pero es algo que me llena de orgullo. Creo que los bodegueros somos unos profesionales muy afortunados porque tenemos un producto gourmet muy reconocido que nos da muchas posibilidades a nivel mundial.

¿Cómo afecta el cambio climático a la viticultura?

Las incidencias climatológicas que hay cada año trae desórdenes muy importantes. No hay una regularidad a la hora de las lluvias, de las heladas. La media del clima ha subido, hace más calor que antes, y eso está influyendo en el ciclo vegetativo de nuestras cepas y tenemos que ir poniendo remedio a esto. Los últimos veranos han sido muy secos, eso produce estrés hídrico en la planta y puede producir aromas no deseados en los vinos. Así que tenemos que ser racionales al aplicar el agua para no perder calidad.

Has apostado también por el enoturismo, ¿cómo es la experiencia de visitar Cepa 21?

Abrir las puertas y el corazón a la gente que viene a la bodega y quiere conocer nuestra viticultura y los procesos. Ver cómo es posible desde que una yema empieza a llorar hasta que se embotella un vino, qué es lo que pasa en todo ese proceso, que puedan entender el vino de una manera diferente para que lo valore, lo quiera y lo ame es una experiencia muy bonita.

Qué retos tiene Cepa 21. Ha sido un año complicado, con el sabotaje, ¿cómo lo habéis afrontado?

El sabotaje fue algo muy triste, sobre todo, porque podrían haberlo robado, pero tirarlo fue el más absoluto sacrilegio que pudieron hacer. Sin embargo, al día siguiente apreté los puños y me hice más fuerte. Es mi manera de entender lo que ha pasado. Todo está bajo secreto de sumario, así que solo nos queda esperar. De esto saco que me he encontrado una solidaridad muy bonita, hemos recibido el cariño de todo el mundo, desde políticos y cámaras de comercio hasta camareros.

Sabemos que has visitado recientemente Sotogrande, de la mano Ark Architects. Esperamos poder disfrutar y aprender de tu pasión por el vino con tus historias en el KE con un Cepa 21.

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