La casa de Juan Ranas, una ventana a la Alhambra.

 A los pies del icónico mirador de San Nicolás, en el barrio del Albaicín, se encuentra un pequeño hotelque desprende una marcada esencia histórica y una gran personalidad: La Casa de Juan Ranas. Angus y Manuel, dos hermanos granadinos y bisnietos de Juan Ranas —el que fuera propietario de estas tierras y que da nombre a este refugio lleno de historia— son quienes están al frente de este singular alojamiento.

La Casa de Juan Ranas no es un hotel cualquiera, es un refugio que parece haber surgido del propio pasado del Albaicín. Situada en lo que fue la finca familiar, donde todavía florecen chumberas y plantas autóctonas, esta casa es un legado vivo de otra época.

Su historia es, sin duda, fascinante. Hace 25 años, Manuel comenzó a darse cuenta de que, cada día, decenas de turistas se detenían en el balcón de su finca para admirar las vistas a la Alhambra. Fue entonces cuando vio una oportunidad para transformar su terraza en un pequeño estudio bajo el nombre “Retratos del Mirador”, aprovechando su formación en fotografía, donde recreaba escenas de la vida en la Alhambra en tiempos de los árabes. Vistiendo a los turistas con atuendos tradicionales que adquiría en tiendas locales y, en ocasiones, en sus viajes a Marruecos, les ofrecía un retrato único de su paso por Granada. “Cada foto la vendía por 1.000 pesetas. No había turista que pasara por Granada que no se haya hecho una foto en mi terraza”, recuerda Manuel con una sonrisa nostálgica.

Posteriormente, Angus y Manuel dieron el salto al mundo de la restauración con El Huerto de Juan Ranas, un restaurante de cocina marroquí que comenzó con solo seis mesas. Hoy en día, ese mismo nombre ha quedado asociado a la terraza que corona el hotel, convirtiéndose en un espacio emblemático donde la gastronomía y las vistas a la Alhambra se entrelazan en una experiencia única para los visitantes.

Una casa cargada de belleza y personalidad

El Bañuelo, Los Arcos, El Cielo y El Torno son las cuatro habitaciones que, por ahora, dan vida a La Casa de Juan Ranas. Los hermanos tienen planes de sumar algunas más en el futuro. Cada habitación tiene su propia personalidad, pero todas comparten un elemento inigualable: ser una ventana a la Alhambra.

Murales al fresco, artesonados policromados, capiteles tallados y arcos de yesería morisca son solo algunos de los elementos decorativos que embellecen cada una de las habitaciones. El toque artesanal de algunos de estos detalles es obra de Mónica y Martina, encargadas de los estucos y las pinturas. Tanto los espacios comunes como las habitaciones están decorados con un gusto exquisito, donde nunca faltan flores naturales en los que destacan la presencia de muebles de anticuarios y muchos detalles inspirados en la cultura árabe y en los jardines del Generalife, como en el ruido de sus fuentes, otorgándole a cada rincón una belleza única y sofisticada.

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