Oporto

Una buena manera de explorar Oporto es al ritmo del fado portugués, como banda sonora de nuestro viaje. Llegamos a la segunda ciudad más importante de Portugal, la que podría ser la capital de la zona norte del país, esa que debe su nombre al puerto del río Duero, que la atraviesa y alrededor del cual se asienta. 

Como ciudad antigua posee una rica historia a sus espaldas y conserva un extenso legado cultural. Su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.  Gran parte de su belleza reside en el conjunto de su característico urbanismo, compuesto por multitud de calles serpenteantes y edificios engalanados con azulejos de solera o pintados en distintas tonalidades, que constituyen un inmenso mosaico de colores.

Sus 260.000 habitantes hacen gala de una vida apacible y eso, sin duda, se contagia al visitante. Oporto es el destino perfecto para una escapada urbana, bien de 48 horas para un fin de semana o si se desea explorar con mayor detenimiento y zambullirse en su vida vibrante, podemos alargarlo hasta una semana o más. Pero si lo que se pretende es pasar unas vacaciones de desconexión y relax, las playas de los alrededores, como las de Espinho o Matosinhos, son perfectas para ello. El abanico de posibilidades para recorrer Oporto es amplio, ya que gracias a sus diversos medios de transporte que recorren toda la región –posee el metro más largo de todo Portugal-, la ciudad puede contemplarse por tierra, mar y aire. Otro de los grandes reclamos de Oporto, es que se trata de un destino ideal para todas las edades, debido a la extensa diversidad de atractivos turísticos que ofrece para disfrutar durante el día y para cuando cae la noche, poder seguir divirtiéndose. Además de su económica y variada oferta gastronómica.

La ubicación de Oporto le confiere una destacada personalidad a nivel de paisaje. Al levantarse en la ribera norte del río Duero, la imagen más característica de la ciudad posee un espectacular paisaje ondulado, que permite disfrutar de unas espléndidas vistas y unos atardeceres de película.

Tierra de puentes, entre los que destaca el de Don Luis I, característico en cualquier postal que se precie. Y tierra de vinos, como el afamado que lleva su nombre. Una parada imprescindible en el itinerario a seguir es la visita a sus bodegas, donde además de probar el oporto, recibiremos información acerca del proceso de destilación tradicional.

Teniendo una idea general de la ciudad haremos un repaso por algunas de las visitas imprescindibles y que no quede la impresión de habernos dejado algo en el tintero. 

Para iniciar el recorrido turístico, siempre es bueno tomar una referencia de partida. Esta puede ser la Avenida dos Aliados donde llegaremos a la que es considerada como la plaza principal, la Plaza da Liberdade, presidida por el Ayuntamiento. Lo bueno es que desde aquí salen los autobuses  turísticos.  Muy cercano a esta zona está el famoso Mercado do Bolhao, inaugurado en 1914. Una de las zonas más animadas, donde inmiscuirse en la vida auténtica de Oporto. Cierto es que su aspecto es decadente, pero es uno de los edificios más emblemáticos y su atmósfera te hace penetrar en el verdadero ambiente nostálgico de la ciudad.

Otra de las zonas conocidas del centro es la Cordoaria, donde podremos visitar el Museo de la Fotografía, la simbólica Iglesia y Torre de los Clérigos y la Librería Lello. Los jardines de esta zona son ideales para hacer una parada y descansar o incluso para comer en alguno de los restaurantes de los alrededores. La Torre de los Clérigos es cita obligada, ya que al tratarse de torre más alta de Portugal, con 76 metros de altura y más de 200 escalones, compensa su subida con una de las vistas más espectaculares de la ciudad. Aquí se puede aprovechar para tomar algunas de las mejores instantáneas del viaje. Y muy cerca nos encontraremos con la Librería Lello, ubicada en un edificio de estilo neogótico de 1906 y un interior donde las estanterías de madera y la reinante escalera central la convierten en algo más que una librería, un lugar mágico, de cuento. Está considerada como una de las más bellas de Europa y consigue crear tal atmósfera que ha sido escenario de películas como Harry Potter.

La mencionada Iglesia de los Clérigos, junto con la Iglesia de San Francisco y la Catedral de la Sé de Oporto son probablemente los tres monumentos religiosos más importantes de la ciudad. Esta última, declarada Monumento Nacional, se empezó a construir en el siglo XII en el barrio de Batalha, junto a las murallas que en su día protegieron a la ciudad.

A escasos metros de la Iglesia de San Francisco, podemos visitar el Palacio de la Bolsa. Un lugar simbólico, sede de la Asociación Comercial de Oporto y donde se recomienda hacer una visita guiada, con la que conocer los aspectos más interesantes del lugar y de la historia que lo rodea.

En nuestro interés por seguir explorando Oporto, es imposible dejar pasar la Ribeira, Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Es el lugar desde donde se puede ver la imagen más característica y pintoresca de la ciudad. La Ribeira es el barrio ideal para pasear y cenar cuando empieza a caer el sol.

Desde cualquiera de sus terrazas podremos degustar los típicos platos portugueses y contemplar las mejores vistas del Puente de San Luis I y las bodegas de Vila Nova da Gaia.

De paseo por el centro, otra de las atracciones de Oporto en la Estación de San Bento, que no pasará desapercibida tanto por la distinción de su fachada como por su sorprendente hall interior, decorado con más de 20.000 azulejos que relatan la historia de Portugal.

Y para terminar por este pequeño recorrido por algunas de las paradas imprescindibles de Oporto, no podemos terminar sin mencionar dos destinos. Uno de ellos es la Casa da Música, una sala de arquitectura moderna dedicada a la cultura, donde durante todo el año se llevan a cabo todo tipo de eventos culturales y conciertos. Y los jardines del Palacio de Cristal, un hermoso parque-jardín botánico, diseñado a finales del siglo XIX, situado muy cerca del centro de la ciudad. Entre sus singularidades está la posibilidad de visitar distintas zonas temáticas, como el jardín de las plantas aromáticas, el de las medicinales, el jardín de los sentimientos, el de las rosas y el bosque.

De manera que si ya tenemos claro el destino, desde abril y durante toda la temporada de verano, cuando el clima es más cálido, se concentra la mejor época para emprender nuestro camino hacia Oporto y vivir palmo a palmo cada una de las experiencias que depara una ciudad un tanto melancólica, pero apasionante.

Start typing and press Enter to search