SUSO33, una vida escribiendo arte

Considerado uno de los referentes del arte urbano internacional,  la  obra del graffitero camina entre pintura, perfomance y artes escénicas

El graffiti toma su nombre del griego grafos, escritura. Es arte, un arte que se escribe. Y si hay un artista que domina esa escritura y ese lenguaje, dentro y fuera de nuestras fronteras,  es Suso33. Este madrileño, de madre antequerana, es considerado como uno de los referentes del arte urbano a nivel internacional y estuvo nominado al Premio Nacional de Artes Plásticas 2020.

Su extensísima obra no conoce límites, ni en el espacio público ni en el privado. Algunas de ellas se encuentran en importantes museos como el Reina Sofía, Caixa Forum, Thyssen-Bornemisza o el Museo de Arte Contemporáneo de Bucarest y, otras, ocupando el lugar que le corresponden en algunas calles de las principales ciudades europeas o en una esquina del barrio del Village neoyorkino, donde tiene un mural que refleja el crisol de culturas e identidades de la ciudad de Nueva York. En nuestro país son conocidas – y reconocibles- sus obras en espacios urbanos de Madrid o Málaga, en otras.

En el arte de Suso33, la frontera entre pintura, performance y artes escénicas se diluye. Aunque se inició a los once años en el graffiti, su evolución ha estado marcada por la búsqueda constante de la experimentación y por una curiosidad insaciable. Según él mismo comenta “sus orígenes fueron mágicos, una época sin objetivo ni estrategia, en la que exploraba técnicas, ciudades y el mundo”. El hecho de que el graffiti fuera algo perseguido, es algo que ha marcado fuertemente su trabajo.

Sin embargo, el artista hace tiempo que desbordó sus orígenes con una obra en la que combina acción, proceso, danza, interacción y experimentación. En sus propias palabras, “mi obra se expresa mediante acciones, ya sea en videoarte, pintura, dibujo o artes escénicas. El arte forma parte de la experiencia cotidiana. Y la acción es lo que realmente cuenta. Creo en la disolución de fronteras entre las disciplinas artísticas”.

En su trayectoria cuenta con más de 70 exposiciones a nivel mundial, más de 100 performances e incontables intervenciones en la calle. En los últimos años ha dado un paso más y ha llevado su acción a los escenarios, realizando más de 50 escenografías para instituciones como el Teatro Real, el Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Danza o la Biblioteca Nacional. Su obra no sólo se ciñe a los murales, abarca también el vídeo, las acciones performativas, las intervenciones escénicas e, incluso, el comisariado de exposiciones.

Suso33 utiliza el graffiti como un idioma con el que expresar sus emociones, con el que comprometerse con el entorno, crear debates entre conceptos como legal e ilegal, mostrar la deshumanización de las ciudades, cuestionar cómo el espectador recibe su obra dependiendo del contexto, museo o calle. Quizás, algunas de sus series iconográficas más reconocibles son Ausencias y Presencias o la serie de Angustias.

Su pulsión creativa no descarta ningún soporte que le sirva de expresión, por eso seguir la evolución de Suso33, algo que probablemente hasta él desconozca, es seguir los pasos de alguien que ha escrito la historia del graffiti en nuestro país y que continúa haciéndolo sin dejar de innovar

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