PAGANI UTOPIA, tercera sinfonía

La llegada de un nuevo Pagani siempre es un acontecimiento, teniendo en cuenta que el nuevo Utopia es el tercer modelo desde que se lanzó el Zonda en 1999. La fórmula es la de siempre, infalible, y combina una estructura de carbono con un V12 de AMG, que en este caso rinde 864 CV.

Pagani es más que un fabricante de coches, es un fenómeno digno de estudio. Quién podía haber previsto que una nueva marca, nacida hace poco más de veinte años, fabricaría deportivos tan caros y deseados como los modelos más exclusivos de Ferrari, Lamborghini o Bugatti. 

Horacio Pagani y su equipo han pasado los seis últimos años trabajando en el nuevo Utopia, guiados por un principio de simplicidad y elegancia que enamora a los incondicionales de la marca italiana. Horacio está en permanente contacto con sus clientes, y conoce personalmente a la mayoría de ellos. Así que pidió a sus seguidores más cercanos que le dijeran qué era lo que realmente deseaban. Todos poseían ya coches excepcionalmente rápidos y bellos, pero ¿qué les faltaba? Tres términos aparecieron en casi todas las respuestas: sencillez, ligereza y placer de conducir. 

El proyecto C10 –que ha dado lugar al Utopia–, ha ido deliciosamente en contra de las principales tendencias actuales, sin pesadas baterías y sin energía híbrida, solo un maravilloso V12 y sin cambio de doble embrague, solo transmisión manual o automatizada, de siete velocidades. 

Todo esto para garantizar que “el coche responda mejor que nunca a cada acción de su conductor, y trabaje con ellos para alcanzar la forma más pura de conducción, una experiencia clásica pero definida en nuevas formas”. 

Por tanto, un Pagani emplea tecnología punta en el motor, en el chasis o en el control de estabilidad Bosch 9.3 –lleva un sistema de control integrado que incluye la dirección–, pero ante todo está el placer de conducción, con mayúsculas. 

La fascinación que provoca cualquier Pagani comienza por su diseño, con lo que llaman “un shock estético”. Y además presumen de un lenguaje de diseño propio que los distingue de cualquier otro hypercar. No obstante, el Utopia se ve diferente a sus antecesores, con unas formas más fluidas y curvilíneas, aunque también han buscado crear algo atemporal. Así, han estudiado las proporciones, las texturas y los colores “de objetos icónicos de los años 50 y 60”, desde las Vespas a las lanchas Riva, pasando por el Mercedes 300 SL, buscando lo que llaman “autenticidad sensorial”. 

Evidentemente, han mejorado la eficacia aerodinámica y el downforce que ofrece su carrocería, y lo han conseguido sin emplear ostentosos alerones. El capó trasero, con los pasos de rueda muy marcados, integra el alerón trasero activo. El Utopia se reconoce como un Pagani visto desde cualquier ángulo, y en el frontal los grupos ópticos –integrados en una pieza de aluminio mecanizado– remiten al Zonda y el Huayra. Las preciosas llantas fabricadas por APP en aluminio forjado –de 21” delante y 22” detrás– son novedosas, al incorporar en la parte exterior un diseño tipo turbina, que hace las funciones de extractor, para sacar calor de los frenos cerámicos. La parte posterior es quizá la que destila más carácter. El escape de titanio con cuatro salidas –pesa solo seis kilos– es un rasgo imprescindible de la marca, y va en el centro de un diseño elíptico. En los extremos destacan los cuatro grupos ópticos que parecen suspendidos en el aire, inspirados en las turbinas de los jets

Todos los Pagani han empleado una estructura de fibra de carbono como base, y el Utopia no es una excepción. En el bastidor del Utopia emplean lo que llaman Carbo-Titanium y Cargo-Triax, que permite aumentar la rigidez torsional un 10,5% respecto al Huayra. Y para aplicaciones estéticas como la carrocería han desarrollado un nuevo tipo de “fibra de carbono de Clase A” que mejora la rigidez en un 37 por ciento. Los subchasis delanteros que van anclados al carbono están hechos en una aleación de acero al cromo-molibdeno, de uso habitual en aeronáutica. La suspensión emplea dobles trapecios de aluminio, y los amortiguadores están controlados electrónicamente, para adaptarse a las condiciones de la carretera y al estilo de conducción del piloto.

En la parte central-trasera de su estructura de fibra de carbono va colocado el motor, que como en todos los Pagani, es un V12 construido especialmente para ellos por Mercedes-AMG. Dicen los responsables de Pagani que “un coche puede compararse con una escultura, pero abrir la puerta lo cambia todo; una escultura, sí, pero en la que te puedes sentar”. Y el interior “no es ni moderno ni retro, es atemporal”, todos los instrumentos son puramente analógicos y cada uno de los diales muestra sutilmente parte de su mecanismo. Cada detalle es exquisito, llama la atención especialmente la palanca de cambios y la rejilla, en aluminio y con unos acabados propios del mundo de la joyería. También es una joya el volante, mecanizado a partir de un bloque sólido de aluminio, y los pedales, fabricados con el mismo método. Lo más paradójico es que, aunque tengamos los aproximadamente 2,2 millones de euros que cuesta esta escultura rodante, muy posiblemente no podamos comprarlo. Según la marca, las 99 unidades que se van a fabricar del Utopia cupé ya están asignadas a clientes. La capacidad de producción de la empresa, que cuenta con 180 trabajadores, es de unos 50 coches al año. No pierda la esperanza, crea en la utopía y apúntese a la lista para la futura versión roadster.

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