Ariel Elizondo, un universo escultórico que conecta la piedra y el acero

Desde el pasado mes de abril, dos majestuosas esculturas decoran en el Puerto de Sotogrande. Se trata de una exposición efímera con dos obras del artista Ariel Elizondo Lizarraga. Este vasco, nacido en Bélgica, crea a través de sus esculturas un universo ancestral donde la piedra natural y el acero son protagonistas. Un arte primario y étnico donde la materia choca con el hombre, y en el que conecta la piedra y el acero, impulsando al espectador a un mundo pasado. La fuerza de la piedra y la sensibilidad de las líneas que logra con el acero crean un cuerpo unido que traslada al espectador la energía de la tierra.

No es casual que en la obra de Ariel Elizondo sean la piedra y el acero quienes componen su universo. Una obra inspirada sobre todo por su camino en la arquitectura, en la que la piedra le viene de la parte de su madre, también artista, por las canteras de Navarra. Y el acero de su padre, que es de Bilbao, donde de pequeño jugaba con el acero y las barras oxidadas de las vías del tren del puerto. Esta relación con el acero y con la piedra tiene mucho que ver con el norte, “los artistas vascos tenemos una relación muy intensa con la industria, con el acero, con las formas más potentes, con los minerales, la tierra, la madera y la piedra”, comenta.

Desde su infancia ha estado íntimamente ligado al arte, por la influencia de su madre, estudió Bellas Artes en Saint-Gilles, en Bruselas, y se dedicó durante mucho tiempo al negocio familiar especializado en piedra natural, que le permitió viajar por todo el mundo en busca de canteras por India, China, Brasil, Egipto, Rusia o Colombia, y que le proporcionó su primera inspiración artística. En esos viajes Ariel se quedaba atónito mirando cómo tallaban un bloque gigante, o con la arquitectura en piedra, un recorrido que le va construyendo como escultor sin ser entonces consciente.

Hace unos años se le despertó su inquietud escultórica, muy influenciado por los arquitectos con los que trabajaba como Jean Nouvel, Frank Gehry, Carlos Ferrater y los hermanos Vázquez Consuegra. Ariel, que dibujaba hiperrealismo en papel, concibe sus obras escultóricas a través del dibujo artístico, con maquetas y proyectos preliminares sobre los que orienta la concepción de la escultura que crea, en las que la piedra natural y el acero crean formas y equilibrios estéticos en una simbiosis perfecta.

Ariel esculpe sus esculturas a mano y en frío “me permite sentir el material y mis límites físicos, trabajo en contacto con la naturaleza para inspirarme y encontrar ese matrimonio entre acero y piedra natural”.

Hoy su obra se encuentra en Bruselas, en París, Biarritz, San Juan de Luz, en Bilbao, Pamplona, Madrid y Marbella.

Regreso a Sotogrande

Cuando trabajaba en la empresa de canteras de su padre Ariel venía mucho aquí, participó en obras como las Torres de Hércules en Los Barrios, el hotel Fuerte Miramar de Marbella, Los Boliches de Fuengirola, como alguna vivienda en la Urbanización de Sotogrande, destino que conoce bien. Volver ahora con dos de sus grandes obras, es según él “repetir un camino que hice de joven, volviendo con esas mismas piedras ahora convertidas en arte”.  Durante años Ariel trajo piedras del mundo para productos de arquitectura y ahora esas piedras las retorna convertido en un escultor de obra pública. Para él ha sido muy ilusionante la propuesta del Puerto de Sotogrande y además señala que le hace especial ilusión que sus obras estén frente al mar porque él vive junto al mar y le sirve de mucha inspiración.

Una de las obras que podemos disfrutar en el Puerto de Sotogrande se llama “El Abrazo”, una escultura en la que piedra y acero se buscan para unirse. La otra, se llama “Explosión de Cubismos” y estarán expuestas hasta el próximo mes de octubre.

Start typing and press Enter to search