La huella de un jardinero
Después hicimos otras colaboraciones en calle María de Molina, Rodrigo el Godo, Pedro el Grande… Agradecemos a Sylvia y Victoria (que hoy ya no nos acompaña) esa sensibilidad, quizás heredada, por el arte y los artistas. Gracias, sois grandes profesionales. Aún recuerdo la casa de su madre, Mary Randolph, donde la buena arquitectura popular se adornaba con muebles antiguos, mimbres y antigüedades de origen oriental. Combinación inusual y que solo personas especiales y exquisitas son capaces de hacer bien.
Colaboramos también con arquitectos como Joaquín Mier, que nos prestaba su estudio, siempre agradecido, Valentín de Madariaga, Eduardo Dorissa y en obras de nuestro admirado arquitecto Luis Gutiérrez Soto, que ha dejado tan buena huella en este lugar.
Habiendo estudiado perito agrícola, trabajé y me formé como jardinero-paisajista y antes en el mundo de la decoración y de las antigüedades, amante de la buena arquitectura moderna y antigua, enamorado de la artesanía y de los oficios vernáculos. No puedo evitar cuando hacemos alguna intervención tener una mirada global del espacio. Para nosotros, y prefiero hablar en plural, porque siempre nos acompañan: jardineros, albañiles, electricistas, delineantes, etc., lo fundamental es encontrar ese hilo conductor que nos conduce en la acción. Hoy después de casi 40 años trabajando, seguimos cuidando y supervisando algunos de los jardines que hicimos: un jardín se distorsiona si no hay un correcto mantenimiento. Y seguimos haciendo intervenciones con la misma devoción por la belleza. También queremos dar las gracias a Michael y su equipo de jardineros COSTA VERDE, por habernos acompañado en tantas obras, siempre resolutivo. Y a los chicos de GREEN FLOWERS, con los que cuidamos algunos jardines, por tanto, como se exigen en hacer las cosas bien. Y gracias a tantos clientes-amigos que nos permitieron crear. Gracias.
Llegué a Sotogrande por mediación de las hermanas Melián (del estudio de decoración MELIAN & RANDOLPH), para una colaboración en un jardín en la calle Faisán. Sería al final de los años 90. Un tiempo antes, Sylvia y yo habíamos fotografiado un pequeño apartamento que teníamos en Sevilla y algunos jardines; por aquel tiempo ella trabajaba como estilista para algunas revistas.