Sotogrande, 60 Aniversario
Merece la pena que profundicemos en la historia del único proyecto urbanístico pionero en Europa, que sigue siendo un caso de éxito hasta el día de hoy: Sotogrande. Una historia a la que hemos querido acercarnos a través de uno de sus protagonistas, Freddy Melián.
Los documentos inéditos facilitados por la familia Melián son trascendentales ya que nos permiten visualizar los inicios del proyecto. No sólo para conseguir que fuera perdurable en el tiempo, sino también para resistir a lo largo de las décadas de las amenazas del turismo. Así Sotogrande se ha protegido del exterior, como “La Aldea Gala de Astérix”, siendo un complejo irrepetible y preservado de las tendencias urbanísticas de la época.
¿Cuál fue la poción mágica del plan visionario de Joe McMicking? La mezcla de ingredientes fundamentales: propósito, concepto y filosofía para crear una zona residencial exclusiva enfocada a un estilo de vida único bajo los pilares de familia y deporte.
En este 60 aniversario de Sotogrande, hemos indagado en la fascinante historia de Freddy Melián, directivo del Grupo Ayala y primo de Mercedes Zóbel, mujer del empresario Joe McMicking.
Nada fue casual, todo estaba perfectamente ideado en la mente de Joe McMicking, pero para cimentar ese sueño Freddy Melián fue clave. No sólo eligiendo la localización de Guadiaro, sino dirigiendo y trazando con éxito el plan visionario de su primo político en el Sur de España, bajo las premisas sobre las que debía erigirse Sotogrande: exclusividad, deporte y familia.
Cuando Freddy llegó al Cortijo de Paniagua en 1960, supo que cumplía con los requisitos y así lo transmitió: un área en el estrecho de Gibraltar, con aeropuerto y con África de fondo. Una zona arbolada y un río de abundante agua para poder urbanizar y proyectar el campo de golf. Inmediatamente se puso en marcha para la compra de los terrenos, localizar a los dueños de las fincas Las Canteras, la Higueras, Valderrama, El Conchudo y Paniagua, un mundo por descubrir.
Tal y como recogen los documentos de Financiera Sotogrande del Guadiaro S.A se llevó a cabo un análisis profundo de los terrenos para su identificación, una gestión administrativa ingente para realizar las compras, la planificación del futuro Club de Golf como eje central de Sotogrande. El Club de playa, que luego se llamaría el Cucurucho, las Canchas de Polo, la electrificación de toda la zona, y no podemos echar en saco roto, la cuidadosa labor de encontrar personal adecuado y trabajadores, proyectando así un futuro laboral y familiar para Pueblo Nuevo, como nos han transmitido también muchos vecinos. Sin duda, un trabajo titánico que salió adelante gracias a la constancia y saber hacer de Freddy Melián.
Nos hemos adentrado en los archivos de la familia, hemos conversado con sus hijas, con gente de los pueblos de la zona y todos coinciden en la imagen que aún se guarda de él: “Una persona maravillosa, que ayudó a poner en pie lo que es hoy Sotogrande”.
Las cartas inéditas entre Joe y Freddy son un viaje en el tiempo para visualizar la ingente tarea que fue poner en marcha el proyecto: detalles, anécdotas y curiosidades de esos inicios, tan cercanos y lejanos a la vez. “Un hombre con mucho tesón, ordenado y trabajador. Un valiente que se enfrentaba a todos los avatares que le trajo la vida, sin protestar apenas”, recuerda su hija Sylvia Melián. De ahí la acertada decisión de Freddy de trasladarse al sur para prepararlo todo.
“Saludos desde el cortijo el Cano desde donde estoy funcionando.” Así comunica a McMicking la primera oficina de Financiera Sotogrande, aunque el dueño de La Venta Toledo, Salvador Fernández, nos cuenta que la primera oficina “no oficial” para los vecinos de Guadiaro, fue La Venta Toledo, donde alquiló dos habitaciónes y desde donde hizo las primeras compras de los terrenos. Pero fue mucho más, ahí se estableció una relación con la gente que perduró en el tiempo. “Una persona encantadora que se comprometió y que cumplía” como nos cuenta el dueño de la tintorería Chano.
Desde su nuevo despacho, “con cinco sillas y una máquina de escribir”, informa de la importancia de “el levante y el poniente” en toda la zona, clave para el diseño del futuro campo de golf. “El viento de poniente es el que hay que temer porque en verano quema y en invierno hiela”
Hemos hallado algunos documentos, que ahora nos parecen anecdóticos y amenos, pero que entonces supusieron una gran crisis: “Siento comunicarle que hemos alcanzado una crisis casi total […] la principal causa es la enfermedad del operador de la motoniveladora, lo cual paraliza la terminación del campo de golf, con la imposibilidad de plantar bermuda a tiempo para que brote antes del invierno”. 1964.
Melián fue muy consciente desde el principio de implicar a la gente de la zona en este proyecto, algo que lideró personalmente y así nos lo han contado los vecinos que lo conocieron. Una apuesta que contó con la confianza y apoyo total de Joe McMicking. Su hija Eugenia Melián destaca su “humildad, su respeto hacia todas las personas, el aplomo, la discreción y la paciencia. Así como un gran sentido de la responsabilidad”
Hemos hablado con algunas de las personas que trataron directamente con él para conocerlo mejor. Todos coinciden que se implicó en involucrar a los pueblos de alrededor y crear además Pueblo Nuevo. Trajo nuevos empleos, creó empresas perfectamente pensadas para las necesidades de Sotogrande y fue algo que hizo directamente él. “La mejor persona que ha pasado por aquí en todos los aspectos. Las operaciones las ejecutó él, todo era él. La única persona que ha dado la cara por Sotogrande” comenta Manolo el cubano, uno de los empleados que compró Lavasol.
En definitiva, proyectó el desarrollo económico-social de los pueblos vecinos, con la construcción de 54 pisos en Guadiaro para los trabajadores, por parte de Financiera Sotogrande, y de las casas de Pueblo Nuevo, por parte de la Caja Ahorros de Jerez.
Todos lo veían corretear con su moto, muy integrado con los vecinos, lo que le permitió detectar las necesidades y alinear no solo lo que necesitaba Sotogrande sino también los vecinos de la zona. Y es que Freddy era un “hombre alegre, muy sociable, justo y que nunca presumía de nada”.
Sebastián, de Hermanos Díaz, nos cuenta que “cuando se construyó la carretera ya no se pasaba por Guadiaro, y el Sr. Melián, consciente de que esto podía aislarles, hizo mucho por compensarles generando puestos de trabajo como viveros, lavandería, jardinería, restauración, etc. de hecho fue mi socio en las primeras motos de alquiler”.
Pero además, fomentó el emprendimiento de la zona. Creaba empresas que luego adquirieron los trabajadores, como ocurrió con la lavandería Lavasol, que luego compraron entre los 7 empleados, quedando como socios. Chano, fue uno de ellos y continúa aún hoy con el negocio de lavandería, lo recuerda muy bien “siempre estaba en Lavasol, hablaba con todo el mundo y se preocupaba por cualquier problema de los empleados. Fue él quien nos propuso que los empleados compráramos la lavandería a Financiera Sotogrande.”
Jesús Bermúdez destaca que “fue un proyecto que nos benefició a todos. Era la zona continua a la costa del sol y podría haber llegado cualquier otro, pero tuvimos la suerte de que fuera Sotogrande”.
Sylvia y Eugenia Melián han sido cruciales para este especial aniversario. No sólo por facilitarnos documentos inéditos, sino por ayudarnos a narrar las claves del éxito de Sotogrande, de una forma muy amena para nuestros lectores. Se han implicado hasta el punto de abrirnos los recuerdos de su infancia con pasión, energía y profesionalidad, dignas hijas de sus padres.
Tras vivir los primeros años en una finca de Estepona, en 1966 estrenaron su casa en Sotogrande: La Majada del Lentisco, en la calle Felipe II. Fue la primera casa junto al campo de golf, algunos golfistas aún recuerdan que en el Hoyo 6 indicaban la salida hacía “las palmeras de la casa de Melián”. Unos primeros años sin vecinos en los que no existió el aburrimiento. “Una infancia muy libre, disfrutando de la naturaleza y los deportes” recuerda Sylvia. “Nuestro patio de juegos era el bosque de alcornoques, los estanques del campo de golf y las marismas del río Guadiaro. Nos volvimos deportistas por defecto porque era lo que teníamos, mis hermanos Victoria y Arturo se convirtieron campeones de golf incluso”, nos comenta Eugenia.
Cuando llegaban de vacaciones abrían las puertas de su casa a extranjeros y españoles, recuerdan que a su madre le divertía mucho disfrutar de aquel ambiente de jóvenes y “siempre tenía la casa preparada hasta el mínimo detalle para recibir a todo el mundo, flores frescas por toda la casa, mesa puesta con gusto y originalidad para las cenas, velas, … su pasión por la belleza y rodearse de ella, con un alto nivel de buen gusto y sensibilidad , era admirada por todos nuestros amigos, no era nada común”.
Cimentar el proyecto sobre los valores de vida familiar fue el propósito de McMicking, una apuesta que respondía más a una firme convicción por esa filosofía de vida que a una estrategia de negocio y que le convirtió en el prescriptor de esa filosofía al confiar este proyecto en profesionales, amigos y familiares que fue incorporando en su desarrollo.
Formar una gran familia no fue tan difícil. Daba igual si venían de Filipinas, Estados Unidos o de España, se rodeó de gente que creían en esos valores, con las que compartía la misma forma ocio, de diversión, conformando entre todos esa “Gran Familia” que aún perdura seis décadas después.
La llegada de los primeros propietarios muestra el germen de ese pilar familiar fundamental para McMicking. Los documentos originales de Financiera Sotogrande, recogen que entre los años 65-68 compraron terrenos familias como Vallejo-Nágera, Sainz de Vicuña, Roxas, Domecq, Bacardí, Benjumea, Zóbel de Ayala, Klehe, Raúl y Leopoldo Melián, Biddle, Ashcraft, Bonamie, Kreidel, Soriano… y, por supuesto, George Moore, expresidente del Citibank, que fue uno de los grandes embajadores de Sotogrande en Estados Unidos.
Cuando “su amigo Joe le contó el proyecto en Nueva Nork”, George no lo dudó y se trasladó a vivir con su mujer y sus 3 hijos, Tina, Steve y Pía. Todo el mundo recuerda las fiestas en su casa, que eran memorables, y sus famosos pantalones de flores, que llevaba con mucha elegancia. Por casa de los Moore pasaron figuras como Aristóteles Onassis, Jacqueline Kennedy, Frank Sinatra, María Callas o Spiro Agnew, vicepresidente de los Estados Unidos. Su hijo Steve pone en valor la filosofía original de Sotogrande “McMicking creó un entorno de amistad que perdura a lo largo de los años, con unos valores que se mantienen intactos. Un mundo diferente, divertido y enriquecedor que siguen disfrutando mis hijos, que son ya tercera generación”.
Fue el propio Moore el que impulsó y convenció a Joe para crear el colegio internacional, ya en 1978, clave para que muchos extranjeros se decidieran por trasladar su residencia a Sotogrande.
Joe McMicking lo tuvo claro siempre, “Lo que hago aquí, este tipo de resort especial, es para uno, dos o más generaciones de familias”, según recogía la prensa americana de la época.
Un ejemplo claro de que se está cumpliendo ese deseo de Joe, es la familia Sainz de Vicuña, que van ya por la 3ª generación. “Tengo muchos recuerdos de esta época, nací allí prácticamente y mis hijos se identifican 100% con esa cultura del deporte, no quieren hablar de otra cosa que no sea Sotogrande”, señala Juan Sainz de Vicuña. Todos recuerdan las yincanas, las olimpiadas, las capeas, el polo en la playa y, por supuesto, el punto de encuentro base: el beach club El Cucurucho. Y los más mayores, la discoteca Oscar en el Hotel Tennis.
En la historia de Sotogrande hay otra protagonista, Mary Randolph, la mujer de Freddy Melián, con la que formó no solo una gran familia sino el mejor equipo para sacar adelante el encargo de McMicking.
Nacida en Tenesse, Mary viaja a Filipinas por encargo del Gobierno Americano, donde conoce a Melián, que ya trabajaba en Ayala Corporation.
Era una mujer aventurera, su pasión era viajar, por eso cuando a Freddy le propusieron venir a España para arrancar este proyecto ella no lo dudó. Venir a Europa era otra aventura más. Recién llegada de Manila, el Madrid de los 60 le pareció blanco y negro, sin mucho glamour. Sin embargo, según Sylvia, Andalucía le encantó “tenía fascinación por lo auténtico y aquí encontró esa arquitectura vernácula de la que se enamoró”.
Mary y Freddy formaron el equipo perfecto. Se ocupó de recibir a los compradores que venían y a la prensa internacional para proyectar la imagen deseada del proyecto. Su perfeccionismo la erigió como una maravillosa relaciones públicas en unos inicios cruciales. “Creó un telón de fondo único para el desarrollo y el éxito del proyecto de mi padre”, nos dice Eugenia.
Era una mujer independiente y creativa, que disfrutaba de la belleza, “mi padre le supo dar su espacio y pudo desarrollar su osadía artística”. Los primeros años fueron una época muy creativa en la que se rodeó de su grupo de pintores, interioristas, decoradores… “Disfrutó mucho con personas como Jaime Parladé, Russell Page, Jamie Caffery, Topsy Quileret o Dagmar Williams… amigos con los que le encantaba estar y con los que no sólo se divertía sino que compartía gustos y aficiones”, recuerda Sylvia.
Con un enorme sentido estético “que regía su vida desde que se levantaba hasta que se acostaba”, se involucró muchísimo en el tema paisajístico de la urbanización, trajo a los dos mejores paisajistas de la época: Jamie Caffery y Russell Page, a quienes asesoró sobre las especies más adecuadas para los jardines de las Casas Cortijo y del Paseo del Parque. “Mi madre estaba al pie de cañón todos los días, con las cosas pequeñas y los grandes eventos, trabajaba mucho y puso el listón muy alto con su gusto exquisito y su glamour” destaca Eugenia.
Se relajaba del estrés social en su jardín, era una apasionada de las plantas, recorriendo los pueblos de la zona, con una independencia inusual para una mujer en la Andalucía de esa época. “Era una persona singular, con mucha personalidad y un sentido del humor muy fino”, según sus hijas.
Una de las decisiones cruciales que tomó Joe McMicking fue acudir a Robert Trent Jones, el prestigioso arquitecto de campos de golf, y dejarle a su elección los terrenos del campo de golf que debería diseñar. Jones lo tuvo claro, según declaró al diario The Washington Post en 1970, “con la belleza natural del Mediterráneo y las vistas de Gibraltar y la montaña del Atlas en África, éste es uno de los sitios sobresalientes en el mundo para un campo de golf, debe ser el único con vista a dos continentes”.
A partir de ahí se proyectó, alrededor del campo de golf, la construcción de toda la urbanización, siempre desde la máxima integración paisajística. Preservar la belleza natural del lugar a través del soterramiento de los tendidos eléctricos, amplias avenidas estilo americano, cuyo paisajismo corrió a cargo del famoso paisajista Russell Page. Sotogrande contó con los mejores proyectistas y diseñadores de la época.
En la creación de Sotogrande estuvieron presentes los grandes maestros de la arquitectura de nuestro país, figuras claves como José Antonio Corrales, cuya obra en Sotogrande ofrece una impecable radiografía de su trabajo. Domínguez Salazar, Javier Carvajal Ferrer, autor de la casa Biddle Ducke y la casa Baselga. Luis Gutiérrez Soto, autor del club de golf de Sotogrande y uno de los mayores exponentes de la arquitectura. Otras dos figuras presentes en Sotogrande son Vázquez Molezún y Rafael Olialquiaga. Queremos también mencionar la casa que realizó José Ramón Azpiazu, una casa totalmente moderna que fascinaba a todo el mundo.