Antonio de la Rosa, el hombre de los desafíos: “La única manera de hacer aventura hoy es innovando”
Antonio de la Rosa, el hombre de los desafíos: “La única manera de hacer aventura hoy es innovando”
Aventurero y deportista extremo, sus expediciones son reconocidas en todo el mundo. Acaba de remar el océano glaciar antártico y aunque reconoce que “ha sido la aventura más arriesgada de mi vida” no se considera un héroe. Antonio es cercano, amable y de trato sencillo. Su lista de hazañas por mar, tierra y glaciares es extraordinaria, sobre todo porque lo hace con sus propios medios y de manera natural, de hecho, la defensa del medio ambiente es otro de sus desafíos. Ha navegado a remo 4 de los 5 océanos y está preparándose para navegar el quinto.
Aventurero, explorador, deportista extremo… ¿Cómo definirte?
Me vale cualquier cosa (entre risas)
Ese espíritu por descubrir, inquieto ¿es lo que te diferencia?
Lo tenemos casi todos pero escondido, el ser humano es inquieto y descubridor por naturaleza. La inquietud es lo que nos ha llevado a salir de nuestra zona de confort y buscar otras posibilidades de vida, sin eso seguiríamos en las cavernas. Pero en estos tiempos modernos lo tenemos aletargado, menos algunos como yo. Yo tengo el mismo espíritu de Magallanes o Elcano cuando se plantearon dar la vuelta al mundo para demostrar que la tierra es redonda. Ya no hay mapas en blanco, sabemos dónde vamos y cómo llegar con un avión, el reto está es hacerlo con medios propios, de manera natural no motorizada. Hoy en día la única manera de hacer aventura es hacerlo de forma diferente, innovando.
Tus expediciones sorprenden no sólo por las hazañas que logras, sino por inéditas
Me gusta inventarme. Yo no he seguido la trayectoria normal del aventurero, o montañero o escalador, prefiero salir de esa línea e inventarme mis propios retos.
Los retos me van surgiendo de forma natural, observando, con un libro o un mapa me planteo de repente si se podrá ir a ese sitio de esta manera. Me empieza a rondar en la cabeza. Así me planteé ir a Groenlandia, preguntándome si podría ir remando en paddle por la costa oeste y empecé a prepararme. Así me va surgiendo todo y, ya ves, soy de interior y he terminado siendo navegante sin quererlo.
De todas estas expediciones ¿hay alguna más satisfactoria porque creías que no ibas a conseguir?
Siempre que me planteo un reto pienso que lo voy a conseguir, de lo contrario no lo intentaría, no pienso que ningún reto sea imposible. Pero del que me siento más orgulloso es del último, haber estado durante 26 días a expensas de ese océano glaciar antártico. Es sin duda el más complicado que he hecho hasta el momento, con unos riesgos enormes, con el que he demostrado una capacidad de resiliencia que desconocía.
La parte más importante de una expedición y clave del éxito es prepararme muy bien, física y técnicamente. Me formo muy bien previamente, unos 2 años de preparación. Es un trabajo muy duro para ver las posibilidades reales que hay de mi sueño.
Gracias a tus expediciones te has convertido también en un referente de la protección al medioambiente, llevando a cabo una labor de concienciación importante.
Aunque me encanta satisfacer mi ego de superar retos, una de las cosas de las que me siento más orgulloso es de ser un acérrimo defensor de la protección al medioambiente. De hecho mi embarcación se llama Ocean Defender e intento concienciar a la gente de que tenemos que plantearnos evitar los plásticos de un solo uso y que se puede vivir con menos de lo que vivimos. ¡Qué tenemos solo un planeta!
¿Te has encontrado con imágenes que te han decepcionado?
Más que decepcionarme me ha sorprendido, en concreto en el Pacífico, la cantidad de desechos de pesca que hay en el mar. En la travesía de 76 días que hice me encontraba diariamente desperdicios… El Pacífico es donde más acumulación de plásticos y de desechos no orgánicos hay.
Además de tus retos y de la labor de concienciación eres también emprendedor
Tengo una empresa de turismo activo que se llama Meridiano Raid en la que recibimos de abril a junio a unos 100 escolares diarios. A esos chavales les inculcamos una actividad física en un medio natural, se lo pasan genial sin estar pendientes del móvil y de las RRSS. Lógicamente les enseñamos a reciclar y hacemos con ellos una labor de concienciación importante.
También comparto con un amigo el único hotel ciclista de Madrid, que se llama Ciclo Lodge. Un proyecto en el que hicimos una fuerte inversión para que fuera lo más sostenible posible.
Estás trabajando también en un documental ¿qué nos puedes contar de tus nuevos proyectos?
Estamos preparando el documental de la expedición a la Antártida, con la productora Posovisual, con la idea de estrenarlo a principios de año. Aunque ellos pudieron acompañarme los primeros días de la expedición casi todo el material es de producción propia con cámaras Go Pro y auto entrevistas.
Diste la vuelta a la península remando en una tabla de paddle surf, ¿qué es lo que más te sorprendió más en esa ruta?
Lo más espectacular fue sin duda la zona de los acantilados de Galicia, en San Andrés de Teixido. Y lo más triste fue ver la cantidad de suciedad que genera Barcelona que van directamente al mar. Nos estamos cargando el PH del Mediterráneo, la ciudad depura lo que puede, pero no puede con todo y además está tan cerca del nivel del mar que al final su basura acaba ahí y esto es muy peligroso. Esto demuestra que es un trabajo de todos: consumidores, empresas e instituciones.
¿Qué es lo próximo que tienes en agenda?
La próxima expedición la tengo en año y medio que voy al Índico. Hasta ahora he hecho 4 océanos a remo, ya sea en piragua, pádel o en barco de remo, he navegado el Atlántico, el Pacífico, el Ártico y Antártico y me falta el Índico para el proyecto “Cinco océanos a remo” y la idea es hacerlo en el verano de 2025.
¿Cuándo no estás en medio de una expedición cómo es tu día a día?En el día a día soy un tipo tranquilo, si puedo echarme una buena siesta o si puedo dormir 8 horas a la noche y luego me voy al bar de chatos con los amigos y, por supuesto, trabajo. Pero es una vida bastante normal.