RAFAEL ARGELÉS, un algecireño de ida y vuelta

Rafael Argelés es uno de esos campo gibraltareños de ida y vuelta. Nuestro protagonista, hijo de un militar destinado en Algeciras, nació en 1894 en la calle Convento. Con tan solo dos meses de edad queda huérfano de padre. Su madre, una recia ecijana, tiene que abandonar Algeciras y trasladarse con sus ocho hijos a Madrid. Por su condición de huérfano del arma infantería tuvo la oportunidad de estudiar en el Colegio de Huérfanos María Cristina de Toledo donde empieza a destacar desde muy joven, tenía solo 16 años, como buen dibujante y pintor. Esas cualidades hacen que se fije en él don Francisco Redondo, un pintor que impartía clase en ese centro, quien rápidamente comunica esas circunstancias al General director del colegio. El militar se reúne con Rafael y, a sabiendas de su respuesta, le pregunta: Rafael, ¿tú quieres ser militar? quien le responde inmediatamente…no, yo quiero ser pintor. Ante la contundencia de su respuesta el propio Colegio de Huérfanos patrocina su estancia en la Academia San Fernando de Madrid. Accede a la misma en 1910 con los máximos honores: queda el número uno en las pruebas de acceso.

Con solo 20 años acaba su preparación y obtiene la única beca para estudiar en Roma, en la Academia Española de Bellas Artes, durante los próximos cinco años. Pero inmediatamente comienza la Primera Guerra Mundial, Argelés se contagia de la mal llamada gripe española lo que le ocasiona grandes problemas de salud; vuelve a España y comienza un largo periplo de exposiciones tanto en Madrid como en Barcelona.

Es entonces cuando nuestro protagonista comienza su particular vuelta. En 1923, con 29 años, llega a Algeciras; parece que su intención era trasladarse a Marruecos donde fue reclamado para formar parte de la “Liga Africanista”, esta institución le encargó una serie de obras de temática marroquí. Lo cierto es que en Algeciras ocurre algo que de alguna manera marco su relación con esta ciudad para el resto de su vida. Casualmente lee en la prensa local que Algeciras era una ciudad conocida por dos cosas: por haberse celebrado aquí la Conferencia de Marruecos y…porque en Algeciras nació… ¡el mismo!, Rafael Argelés. Aquello le cautiva. Guarda celosamente ese periódico hasta el final de sus días. Es su particular regreso a la ciudad que le vio nacer, se siente querido y admirado y en justa correspondencia el predica su algecireñismo. Cuando se habla de él en la prensa española siempre se le refiere como el gran pintor andaluz. Del año 1920 al 1930 se dedica a exponer con gran éxito en Madrid, incluso cuelga cuadro en la Exposición Internacional de Barcelona del año 1929. Se traslada entones a Sudamérica, fundamentalmente a Argentina, Brasil y Uruguay donde retrata a la alta sociedad de la época y se hace de un nombre reconocido. En Argentina conoce a la que luego sería su mujer, Marta Inés Domínguez. De vuelta a España, en 1936, nace su única hija, Marta. En los albores de la Guerra Civil nuevamente el matrimonio y su hija retornan a Argentina donde viven más de treinta años. Regresa de nuevo en 1973, donde expone reiteradas veces, la última en 1977, Algeciras lo acoge y lo quiere. Muere en 1979. Desde 1980 una calle lleva su nombre.

El Museo Municipal de Algeciras expone una parte interesante de su obra.

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